lunes, 23 de enero de 2012

La floja cosa pública en Risaralda y Caldas


Qué difícil debió ser para muchas salas de redacción, al menos las que se empeñan en la buena información, hallar un “plato” informativo exquisito derivado de las acciones del sector público al menos en la región cafetera.
Y ello porque es imposible encontrar una primera acción de gobierno que tenga trascendencia en 23 días de mandatos.

Lo que podría ser más impactante en Risaralda vino por el lado de Pereira: en una maniobra política, el alcalde Enrique Vásquez le quitó el control directo de la chequera a la gerente  de Aguas y Aguas, María Irma Noreña, dejándola sólo con la alcancía, eso quiere decir que no  puede mover un peso sin aprobación de la junta directiva.
Por su parte el gobernador de Risaralda, Carlos Botero, asumió sus funciones… eso es todo, las asumió y trata de generar algo  de impacto más como presidente de la Federación de Departamentos que como gobernante. Su discurso, al menos lo que se le entiendo, no ha cambiado de su primer mandato a este comienza.
Pero sin duda el gobernador de Caldas, Guido Echeverri, se lleva los laureles, cuando en pomposo homenaje que le hicieron para imponerle la Orden Alejandro Gutiérrez exclamó que ser gobernador “no estaba en mis planes”.
Por su parte el alcalde de Manizales, Jorge Rojas, muestra muy poca distancia de su “padrino”, Juan Manuel Llano. “Nada nuevo” es su sello personal en la dirección de los destinos manizaleños.

En contraposición, miremos las prioridades:

  • Empleo para no volver a caer en la crisis que ya sufrió la región cuando se ubicó en los primeros lugares de desocupación.
  • Infraestructura para ser competitivos y sobre todo recuperar la región de los efectos de  las olas invernales.
  • Salud de calidad para garantizar que la prestación de este servicio y derecho ciudadano reivindique el concepto de buen gobierno.
  • Educación porque es la herramienta más efectiva para superar la pobreza.

Ambos departamentos, tan antagonistas, en realidad son hermanos en el continuismo y la falta de ideas para llevar a cabo planes agresivos que tengan una perspectiva de éxito. Lo que ratifica lo visto hasta ahora es que son las mismas clientelas, con todos los vicios que de ellas se desprende.

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